11.4.09

Derechos de Autor, Rodolfo Loyola

Puedes coger el aire y comprimirlo;
aspirarlo, batirlo con aire de abanico.
Puedes valerte de él y usarlo
como puntual y poderoso amigo,
o que se haga sonido en la trompeta,
o en un poema musical el ritmo.
Puedes querer que sea, y será hecho,
el neuma sustancial y poderoso
del vuelo de tu vida.

Puedes coger el agua y contenerla;
beberla, derramarla, consumirla,
congelarla, haciendola concreta,
contemplarla en la fuente,
oírla susurrar en la cañada
y en cuerpo y alma bautizarte en ella.

Puedes dejar que el agua
te arrulle en la cascada, cristales
derretidos del espejo del alma,
y sonreir celoso por un beso
de espuma en la roca bañada.

Puedes coger el sol
por sus ardientes rayos;
someter su energía, aprovechar
sus besos de luz y de calor;
pintarlo en el paisaje,
cantarle placentero en las mañanas
y en las tardes decirle tímidamente: adiós.

Puedes coger la noche y cubrirte con ella,
y hacer barricadas
de luces para herirla.
Puedes coger la noche
y contar las luciernagas
del vasto firmamento,
y alabar la grandeza
del arte de Sus dedos,
los dedos que en la noche
formaron las estrellas.

Puedes tomar del aire lo que quieras
y del agua, y del sol. Y en las noches.
cuando las exclusivas acechan al poeta,
dormir sin preocuparte del derecho de autor.

Rodolfo Loyola

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